Como sabemos, la mayoría de aspectos de la Navidad no son de
origen religioso sino que provienen prácticas populares. Nuestro querido
arbolito navideño es un ejemplo más de ello. Si bien su origen más directo
proviene de Alemania, se pueden rastrear costumbres similares de decorar
árboles en las celebraciones hasta el antiguo Egipto y Babilonia. Ya en la
época del Imperio Romano durante las fiestas de Saturnalia (comienzo del
solsticio de invierno) se decoraban los abetos con cerezas rojas, figurillas y
máscaras. Además estos días de fiesta se entregaban regalos, se bebía, se comía
y hasta los esclavos dejaban sus labores para festejar.
Se dice que San Bonifacio (680-754), evangelizador de
Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol consagrado a Thor y con los fragmentos
construyó una iglesia. Finalmente el primer árbol de Navidad, decorado tal como
lo conocemos en la actualidad, se vio en Alemania en 1605. A partir de ese
momento, comenzó su difusión: a España llegó en 1870, a Finlandia en 1800 y en
el Castillo de Windsor –en Inglaterra- se vio por primera vez en 1841, de la
mano del Príncipe Alberto, el esposo de la Reina Victoria.
En el norte y el centro de Europa celebraban el nacimiento
de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha
próxima a la navidad cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo,
llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y
el Valhalla (el palacio de Odín); y en las raíces más profundas estaba Helheim
(el reino de los muertos). Al evangelizar esos pueblos europeos, los conversos
al cristianismo, tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de
Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.
Esta obra repesenta las fiestas de Saturnalia. La escultura
original se encuentra en la Galería de Arte Moderno de Roma, mientras que en el
Jardín Botánico de Buenos Aires se halla una copia realizada en 1909 por el
italiano Ernesto Biondi (1855-1917).
Cuenta la leyenda que el obispo inglés San Bonifacio (que
fue a Germania en el siglo VII a predicar la fe cristiana) interrumpió un
ritual en honor a Thor que los sacerdotes locales realizaban en fechas
navideñas debajo del Roble del Trueno y con un hacha lo cortó repentinamente
ayudado por el viento.
San Bonifacio arrojó su hacha y dijo a los presentes:
“este pequeño árbol será vuestro árbol santo esta noche. La gente llevó el
pequeño abeto a la casa del jefe del pueblo y celebraron la fiesta a su
alrededor.
¿Qué significa cada adorno según la tradición?
- Las “bolitas”. Representan los Dones que Dios les da a
los hombres. Las de color azul simbolizan el arrepentimiento; las rojas, las
peticiones; las doradas, albanzas; y las plateadas, agradecimiento.
- La estrella. Es habitual ponerla en la punta. Ésta
representa la fe que guía nuestra vida.
- Cintas y moños. Simbolizan la unión familiar y la
presencia de nuestras personas queridas alrededor de todos estos dones.
- Angelitos. Son los mensajeros entre nosotros y el cielo
y son los encargados de protegernos, por eso no pueden faltar en tu árbol.
- Las luces. No importa el color o si se prenden y se
apagan. Ellas tienen un sentido, y es el de iluminar nuestro camino en la fe.
fuente: Construir TV
Comentarios
Publicar un comentario