Nuestro lector Carlos
Tabaré Santiago ejerce de Embajador de Ciclosfera para acercarnos a la
problemática de la ciudad argentina de Federación y a la bicicleta como parte
de la solución.
La ciudad de Federación se
encuentra situada al noreste de la República Argentina. Fue relocalizada
forzosamente como consecuencia de la construcción de la Represa de Salto Grande
y reinaugurada en el año 1979 con una población estimada de 6.000 habitantes.
La relocalización fue
planificada: se construyó una ciudad completamente nueva y desde cero, a cinco
kilómetros del emplazamiento original.
La población se trasladó y se destruyó la ciudad antigua casi en su
totalidad. Pero todo ello se dio en un contexto hostil, dado que el país era
gobernado por una dictadura militar de facto. Se trasladó a los ciudadanos a
una ciudad que se encontraba a medio construir, con calles no pavimentadas, sin
árboles y con los servicios públicos funcionando parcialmente.
En la nueva ciudad, la
reubicación de los habitantes en sus respectivas viviendas fue por sorteo,
razón por la cual no se respetó la conformación de los barrios de la manera que
existían en su anterior emplazamiento. De alguna manera se esfumaron los
símbolos de las clases sociales existentes, las construcciones antiguas, la
identidad de los edificios públicos, etc.
Durante los primeros tres
o cuatro años de vida de la nueva ciudad, los habitantes se dedicaron a
reacomodar sus viviendas particulares, por lo que de alguna manera se
sumergieron en su mundo familiar y se prestó poca atención a la ciudad en
general y al vínculo con los demás habitantes. Las condiciones territoriales y
sociales fueron muy difíciles y adversas. Además, no existieron lugares o
puntos de reunión en los que sus habitantes pudieran socializar, como bares,
clubes o centros culturales. Ni siquiera plazas.
La relocalización tuvo
como consecuencia adversa la falta de socialización y la ruptura de los lazos
de comunicación entre las personas que existían en la vieja ciudad, producto
del cambio abrupto de territorio, de vivienda, la falta de espacios comunes y
la pérdida de costumbres. Poco se pensó, tanto en el momento del traslado como
en los años siguientes, en brindar ayuda psicológica o asistencial a los
pobladores. Hasta la actualidad no hubo asistencia directa para esta
problemática por parte del estado nacional, provincial o municipal.
Estos primeros años
(1979/1983) y los que siguieron (1984/1995) determinaron de manera crítica las
conductas sociales de los habitantes federaenses, lo que se tradujo en un temor
generalizado a socializar unos con otros. Encontrarse en público era una
situación algo incomoda, generándose -al mismo tiempo- un submundo social que se podría definir como
“comentarios”.
Los comportamientos
sociales federaenses fueron generalizados y
luego se trasladaron o fueron repetidos por los hijos de la generación
trasladada en el 79. Existe un
“desarraigo heredado” en las personas que no vivieron el traslado. Hijos
que ni siquiera conocieron la antigua ciudad y tampoco sufrieron la
relocalización. Hoy, los espacios públicos de la ciudad que deberían funcionar
como lugares de reunión, no son ocupados, y es difícil lograr que los
habitantes dejen sus viviendas particulares y concurran a eventos de
participación pública como espectáculos, ferias o eventos, porque deben
encontrarse con otros habitantes federaenses y verse los rostros, hablar y, en
definitiva, conocerse unos a otros.
La bicicleta como medio de
socialización
Hoy en día, en el año
2016, la bicicleta o el ciclismo urbano cumplirían un rol fundamental en la
socialización de los federaenses, mitigando las consecuencias adversas de la
falta de sociabilidad producidas por la relocalización del año 1979. Moverse en
bicicleta por la ciudad (a diferencia del automóvil o la moto) permite que las
personas se saluden, hablen, interactúen y se encuentren con sus cohabitantes y
con su propia ciudad, con su arquitectura, lugares y espacios públicos que
todavía les cuesta descubrir, aceptar y disfrutar. También es importante la
realización de eventos sociales o culturales a los cuales la gente concurra en
bicicleta, porque ésta movilidad permite la charla y la reunión entre
federaenses.
Este es uno de los
principales objetivos que tenemos los integrantes de Federación en Bici como
colectivo de personas. Pero sabemos que como agrupación civil que no posee
recursos, es difícil de lograr. Es por esto que creemos que el Estado, en
cualquiera de sus niveles, debe asumir esta problemática y tomar cartas en el
asunto; involucrarse y promocionar el ciclismo urbano o el uso de la bicicleta
como medio de transporte en la ciudad.
fuente: ciclosfera
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